Recostada en mi lecho de espinas, un día al recobrar la conciencia después de un largo sueño, me incorporé y coloqué mis pies sobre la alfombrilla de vidrios que yacía en el suelo, fue doloroso, pero más doloroso resultó ver la realidad en un espejo, aquel monstruo deforme y enorme reflejado en el, eso cortó mucho mas que cualquier navaja y comienzo a sangrar....
26 de agosto de 2009
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